domingo, 10 de julio de 2011

Buenas noches, Argentina (tercera parte)


I'll always remember
Those were the best of times

--The best of times, de Dream Theater


Hoy, sin duda, ha sido el mejor de los días que he tenido aquí en Buenos Aires.

En teoría despertaría temprano para dar una vuelta en bicicleta, ya que según mi itinerario los lugares a los que iría no incluirían el uso de aquélla; pero me quedé dormido. O, en todo caso, preferí recuperar las horas de sueño que perdí dos días atrás. Luego me fui a la famosa feria de San Telmo, donde me entretuve viendo antigüedades y una diversidad enorme de objetos. Si bien pasé un buen rato, admito que esperaba más. Fui principalmente por cumplir con las personas que me lo recomendaron y porque realmente quería conocer el lugar, pero no me quedé mucho tiempo al comprobar que este tipo de actividades no suele ser lo mío. Luego pasé por el Museo de Arte Moderno, pero descubrí que no estaba abierto por ser día elecciones, así que aproveché el imprevisto y cambié mis siguientes planes.

Días antes del viaje estuve viendo en mapas de Buenos Aires que había una zona de parques a la que tal vez podía ir en bicicleta, así que regresé al hotel por ésta y tomé un taxi hasta dicho sitio. Lo que encontré allí fue más que sólo parques. Por ser domingo todo el lugar estaba dedicado a actividades de recreación como ciclismo, patinaje, skate, hockey sobre ruedas, paseo en pedalones y a caballo, entre muchas otras más. Había un sendero exclusivo para aquéllo, que bordeaba un enorme parque con un lago hermoso lleno de gansos. Me hizo recordar un poco la laguna en Perú a la que suelo ir, pero no hay punto de comparación. Puedo decir, sin una pizca de duda, que es mi nuevo lugar favorito, y me apena que en unos días vaya a estar a miles de kilómetros de distancia. Sin embargo, me alegra haberlo descubierto, no sólo porque la haya pasado genial tomando fotos, pedaleando junto a cientos de personas y echado en los extensos jardines, sino porque ha sido la mejor parte del viaje.

Regresé al hotel en bicicleta, otra experiencia estupenda, con autos y buses zumbando a mi lado tal y como en Lima. Llegué con muchos ánimos pero totalmente falto de energía, así que decidí tomarme un café y dar el día por completado. Así, lo que tuvo que ser un día de caminata resultó ser uno de puro bicicleteo; es lo que me encanta de los imprevistos, me permite ser un poco más laxo con mi itinerario, detenerme y oler las flores, como dice el refrán. Y mañana... La verdad, aún no puedo decir qué sucederá mañana.

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