sábado, 9 de julio de 2011

Buenas noches, Argentina (segunda parte)


Take whatever you see
Whatever you like and what you need

--Day and a lifetime, de Mob Rules


Llevo poco más de un día en Buenos Aires, y aunque mis primeras experiencias me dejaron con una sensación de desagrado, lo he pasado muy bien el resto del tiempo.

El que mi vuelo se hubiese atrasado no fue lo peor del día de ayer, sino el subir a un taxi cuyo conductor estaba más que dispuesto a cobrarme tres veces la tarifa estándar por llevarme del aeropuerto al hotel donde me hospedo. Fue mi error no embarcarme en un carro con el medidor que todo taxi urbano tiene, pero tampoco iba a dejar que me robaran por ello. Llegando al hotel le pedí al hombre que me mostrara la cartilla que utilizaba para asignar precios, y mientras la observaba, aquél, con voz nerviosa, dijo que se había equivocado y me cobró lo que ya mi papá me había comentado que podrían cobrarme hasta el lugar al que iba. Hasta ese punto podía ser plausible que realmente hubiera confundido el costo, incluso si era tres veces más de lo estipulado, pero en el momento en que le entregué el efectivo hizo una jugada con las manos (que no tengo idea de cómo noté) y me dijo que le había dado menos. Me hice el loco y le dije que contara de nuevo, incluidos los billetes que se guardó. No me hizo más problema y se fue.

Hoy las cosas comenzaron mejor. Pude probar mi bicla nueva por las calles argentinas, me fui a tomar cientos de fotos al jardín zoológico de la ciudad, comí una carne buenaza, bicicleteé hasta la Plaza de Mayo para presenciar la bajada de la bandera y estuve pedaleando un poco más antes de regresar al hotel. Vale decir que lo mejor fue pasear en bicicleta, pero no le quito valor al resto de cosas que hice hoy, aunque no tengo una anécdota particular que me ayude a ejemplificar lo bien que lo he pasado.

Lo que no podría dejar de mencionar es el reto que supone adecuarme a esta cultura que, aunque similar a la peruana, mantiene diferencias sutiles pero significativas. Hay muchas, pero entre las que me vienen a la mente en este momento están algunas de las palabras que emplean, los medios de transporte como los buses o el subterráneo y, la más importante de todas, las normas sociales de conducta. Trato de ser lo más educado posible, saludo a todo el mundo, sonrío cuanto puedo, etc.; conductas que en Perú no llevo a cabo tan a menudo. Sin embargo, hay momentos en los que siento que he hecho algo malo y no sé qué, creo leer incomodidad o molestia en algunas personas y lo atribuyo inmediatamente a algo que hice. Sé que no siempre soy yo, pero en los momentos en que sí, como digo, no sé por qué. Me quedan unos días más aquí para seguir aprendiendo.

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