Come on with the rain
I have a smile on my face
--Singing in the rain, de Frank Sinatra
Nacida de un estado de ánimo más bien negativo, se me ocurrió una idea relativa a cómo solemos ver la vida de cuando en cuando.
A veces uno suele decir, o escucha por parte de otros, que la vida puede parecer injusta, que las cosas no nos salen bien tan seguido como nos gustaría, o que no recibimos lo que nos corresponde. A mi parecer, la vida no distingue entre los actos buenos o malos, categorías que el mismo ser humano ha dado al actuar en pro o en contra de los valores que posee una sociedad. Es el hombre, la humanidad, quien decide premiar o castigar. En el resto de casos, son las circunstancias, aquello sobre lo que nadie ejerce control. Me explico.
Una persona es solidaria, noble y honesta en la medida en que sus actos la definan de tal modo. Pero ser así no garantiza que la vida interceda por dicha persona. De igual modo, la persona perversa no tendría por qué recibir castigo alguno. Al primero le pueden suceder las peores calamidades y el segundo gozar de salud y bienestar perpetuos; en ese sentido, la vida no separa lo bueno de lo malo. Y así es como puede nacer una idea de injusticia, porque creemos que todo lo bueno debe ser recompensando y lo malo reprendido.
Vivir de manera virtuosa sólo brinda recompensas por parte de los demás y de uno mismo, no de fuerzas naturales o sobrenaturales. Si haces el "bien", otros pueden notarlo y valorarte de acuerdo a ello; de la misma manera, actuar y pensar positivamente nos otorga bienestar, es un beneficio que llega desde nosotros mismos. Pero la vida no será más compasiva con el virtuoso que con el perverso. Ésta es totalmente imparcial, y en su carácter neutral es también despiadada.
Pero existe cierto consuelo. La vida podrá apoyarnos o ahogarnos indistintamente de nuestras circunstancias, pero está en cada uno decidir cómo recibir lo que se nos da. Ver las cosas de forma optimista es, a mi parecer, la mejor manera de hacer frente a los golpes y caídas que sufrimos; encontrarle el lado positivo a nuestras desdichas o actuar en pos de nuestro bienestar, sin importar cuán mal nos podamos sentir, es como deberíamos afrontar la vida. Es difícil, y en ocasiones parece imposible, pero la idea es nunca dejar de seguir levantándonos, jamás sentir que no somos dueños de nuestro sentir y actuar.