--Time, de Angra
En respuesta al comentario de Takashi en el post anterior, escribiré sobre una duda que tenía hace mucho tiempo pero que ya he ido respondiendo. Aunque sólo puedo asumir que he llegado a la verdad.
Se supone que parte de nuestra experiencia se limita a lo que vivimos (incluyendo lo que otros nos cuentan que viven), así que si, por ejemplo, un día salgo a la calle con una videocámara y grabo cada lugar al que voy, soy consciente de todo lo que veo (es decir, una parte de mi experiencia la adquiero por lo que veo). Pero si luego regreso a mi casa y observo lo que grabé, me voy a percatar de otras cosas que no vi cuando estaba en los lugares a los que fui. Como si en un primer plano estuviese grabando cómo pasan los carros y en uno de fondo hay alguien saludando desde el quinto piso de un departamento y del que nunca me percaté hasta que lo vi en el video.
Lo que antes me preguntaba era si una experiencia es más valiosa que otra. Ahora entiendo que el valor tendría que medirse de acuerdo a la información relevante que se recibe de cada vivencia, es decir, qué tanto nos ayudan en determinada circunstancia o si se puede aplicar lo aprendido. Pero me nace una nueva duda. ¿Cómo evaluar qué dato es de mayor importancia? Tal vez ver a alguien saludando me parece intrascendente, pero no puedo saber si en mis manos está la prueba de que dicha persona no podía haber estado cometiendo un crimen por el que se le acusa porque saludaba desde su ventana en el momento en que se desarrollaba aquél. Todo es relativo, supongo. Y justo va de la mano con una frase de un post anterior: incluso lo que podría tomarse como insignificante en determinado sentido puede tener un carácter definitivo en otro.
No tiene nada que ver con "voyeur", pero por alguna razón me hizo recordar todo esto.