--Life, de Devin Townsend
Esta semana, como las anteriores, no ha estado exenta de frustraciones ni de cansancio, pero me alegra saber que las cosas van mejorando en muchos sentidos.
Los micros siguen pasando de largo a pesar de las evidentes señales que hago para que se detengan, todavía continúan dejándome tareas demasiado pesadas en el trabajo, sigo sufriendo con una dieta que me impuse meses atrás (el chocolate que compran semanalmente en mi casa no ayuda), aún me cuesta despertar temprano los sábados para montar un poco de bicicleta, y los dramas familiares siguen tan dramáticos (valga la redundancia) como podría esperarse.
Sin embargo, una serie de hechos me hacen ver que las cosas andan de peor a mejor. Mi equipo y yo ganamos el partido de fútbol de la semana después de agregarle un poquito de esfuerzo, diariamente están sirviendo mis platos favoritos en el restaurante donde almuerzo, consigo los mejores asientos en las combis, la creatividad ha regresado y con ella regresan las ganas de continuar escribiendo mi novela, ya salieron a la venta las entradas para el concierto de uno de los mejores grupos de metal que existe (Stratovarius) y ya tengo la plata suficiente para agregarle otra mejora a mi bicicleta.
Llevo preguntándome qué sucedió para que las cosas se invirtieran de manera tan abrupta, y aunque apostaría que la responsable es la maldita vida (que me odia ocasionalmente), no descarto la idea de que yo pude haber tenido algo que ver en esto. Solo espero que sigan así.