lunes, 24 de agosto de 2009

Las "asesinas" y yo

Oh, and it's raining again
Light on your car light, bullets on tin
Oh, and its raining again
Open the door and pulling me in

--Raining again, de Moby


Creo que una de las peores desventajas de no tener carro propio es tener que utilizar el transporte público, ya sean taxis, combis, microbuses o autobuses. En mi caso, como debo ir a trabajar fuera de mi casa todos los días, lo más económico suele ser subir a los últimos tres, y ahí es donde el verdadero problema comienza.


Por lo general no me disgusta subir a combis, y hasta a veces me gusta cuando consigo un buen asiento y el viaje no es demasiado largo. Pero hay de veces que me molesta ya sea por el precio del pasaje (que cambia según el dudoso criterio de los cobradores), por la incomidad de algunos asientos, por la exagerada cantidad de gente que intentan meter al vehículo, o por muchísimas otras razones que si bien no son tan importantes, se van sumando para agrandar la molestia.



Lo curioso sucedió hace unos días, cuando esperaba en el paradero después de un largo y pesado día de trabajo. Subí a la combi que siempre tomo para ir a mi casa, dije dónde bajaba y el cobrador, en lugar de responder de inmediato, consultó con el conductor y luego me contestó que no iban hasta allá. Le dije que siempre subía a aquel carro, que no me había confundido de línea ni de empresa, pero me presionaron y tuve que bajar. Subí a otro que normalmente no tomo y que al parecer sí iba hasta el paradero cercano a mi casa, y le pregunté al cobrador si la combi de la que me bajé también iba, a lo cual me explicó que sí, pero no me supo decir por qué no me habían querido llevar. Y lo mismo sucedió al día siguiente, cuando quise ir al trabajo desde mi casa, no me quisieron llevar.


Esta situación la había vivido dos veces antes en años pasados cuando regresaba de la universidad, y fue por eso que opté por tomar una ruta diferente en la que no me negaran el transporte. Es algo muy curioso, puesto que no encuentro razón para que dejen de llevar a un pasajero más que no va más lejos que otros y que paga más de lo que creería justo. Si es un tema de dinero, entonces deberían cobrarme más en lugar de echarme del carro. Si es un tema de líneas, estarían mintiendo, pues solo existe una ruta para las combis de la empresa que utilizo, y necesariamente pasa por donde tengo que llegar.

Con pocas ganas de quedarme callado, he estado buscando teléfonos y correos electrónicos de esta empresa para presentar mi queja, y si esto no mejora, estoy pensando tomar medidas más drásticas que involucren al ministerio de transporte (aunque imagino que no ayudará mucho conociendo el poco interés que las autoridades le dan a la queja de una sola persona). Mi otra medida ha sido tomar una ruta diferente, que al parecer no es tan directa como la primera, y debo tomar dos combis en lugar de una, pero sale más barato y camino menos cuadras para llegar a los paraderos, así que no pierdo mucho. Y lo tercero es desempolvar la bicicleta e ir una o dos veces a la semana a la oficina, donde tengo entendido que tenemos una ducha que podré usar y no preocuparme por llegar demasiado sudoroso. Puede que esta curiosidad traiga más beneficios que perjuicios.

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