lunes, 9 de marzo de 2009

De a poquitos hacia la superficie


Once in a lifetime take a chance at the right time the glory you see
Rise up for the time of your life
Now the time has come for you to be free

-- Once in a lifetime, de DragonForce


Ayer acabó la parte principal de esta enorme aventura de verano y todavía no asimilo que haya sucedido, aún no choca en mí el saber que terminé de trabajar en esa parada de carretera, supongo que se debe a que todavía estoy en Estados Unidos, y hasta que esta otra parte de la aventura no acabe no creo sentir la satisfacción de haber sobrevivido.

La parte más difícil, creo yo, no es la despedida, de las cuales tuve pocas (no muchos se despidieron, pero los que lo hicieron fueron quienes esperaba que lo hicieran, y por ellos es que sé que sentiré nostalgia), sino el hacer una recapitulación y empezar a listar las cosas que he aprendido y, por supuesto, que he enseñado. Definitivamente sería muy largo escribir todo aquí, además de que ya lo he estado haciendo a lo largo de estos casi tres meses, así que solo hablaré de algunas cosas.

En principio, resalta el simple hecho de trabajar, de encontrarme en un ambiente laboral por primera vez y saber que es una rutina completamente soportable y a la cual me adapto perfectamente. Si bien no todos los trabajos son iguales, me tranquiliza el hecho de que me es fácil habituarme a las reglas, hacer lo que se me pide y, especialmente, hago las cosas como se deben. Existe un detalle, y es el que toda esta experiencia haya sucedido en otro país, lo que me hace entender que las cosas en Perú pueden ser bastante diferentes, pero es cuestión de tiempo hasta que lo averigue.

El cocinar hotdogs en una parrilla que más de una vez ha dejado marcas en mis manos y brazos, el haber metido mis dedos en la freidora de papas (y descubrir que aceite a 180 grados centígrados no quema tanto como se cree), el preparar pretzels y quemarme con el horno mil y un veces, el servir helados y aguantarme las ganas de comerlos mientras lo hacía, y el atender a personas de todo tipo, todo ello, me ha enseñado muchísimo y me ha ayudado a descubrir y destruir miedos.

Vine aquí para encontrar el sentido de mi vida, descubrir quién soy y qué quiero, y a pesar de no tener una respuesta exacta a esas interrogantes, sé que me encuentro más cerca de poder responderlas. Me siento una persona más madura en varios sentidos, con mis ideales intactos y mis sueños cada vez más fuertes, por lo que ello solo me hace entender que, hasta cierto punto, el formar parte de la sociedad no tiene por qué inmiscuirse con quien soy o con lo que quiero (solo terminando los estudios universitarios sabré con seguridad esto). Mi pasión por el ciclismo ha ido en constante crecimiento, y si de algo estoy seguro eso es que el destino me depara grandes cosas al lado de mi bicicleta.

Con relación a las enseñanzas que he dejado en otros no puedo decir mucho, pues cada uno tendría que decir qué es lo que aprende, pero siento que he dejado granitos de arena en algunas personas con las cosas que he dicho y con las que he callado. Si bien no hice relaciones muy fuertes con la gente del trabajo, siempre queda algo, y por lo menos me alegra saber que ahora tengo cuatro amigos (un hombre y tres mujeres) de Cusco, una de Huancayo y uno de Chiclayo que podrían decir más que un par de los que duermen en mi mismo cuarto y que conozco desde mucho antes.

Extrañaré la libertad que tengo en este lugar, la independencia a la que me he acostumbrado y el orden que este país tiene y que me gusta tanto (con excepciones). Pero estoy listo para regresar a Perú desde hace un mes y medio, estoy listo para volver al lugar en el que me siento más cómodo y en el que puedo obtener una libertad y una independencia como las de aquí y puedo gozar de muchas otras cosas. Sin embargo, y no solo lo digo ahora, no pienso volver a lo mismo, a mi vieja vida aburrida que ahora veo de lejos, sino que pienso utilizar todo el ímpetu que he conseguido para lanzarme a nuevas metas y a nuevas aventuras. El viaje por la costa peruana sigue en pie, por más inconvenientes que existan, y será el comienzo de muchos otros viajes, por lo que este viaje al norte del mundo ha sido la bandera que señala el inicio de la carrera, el inicio de la nueva vida que busco hace más de siete años. En dos días, solo dos, empieza el cambio.

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