domingo, 24 de mayo de 2009

Algún día iré por ti


White lightning and wine came on so fast

When did I last feel this fine?

--White lightning and wine, de Heart


He regresado al viejo hábito de tomar una copa de vino cada vez que escribo. No pienso que sea fuente de inspiración ni alguna pretensión de mi parte, solo me gusta el sabor y combinarlo con una actividad que disfruto y que no demanda demasiada concentración. He regresado justamente porque por mi cumpleaños me regalaron una botella y mi pequeño bar ahora goza con su presencia, la única después de mucho tiempo.


No recuerdo cuándo bebí vino por primera vez al lado de mis ratos de escritura, pero sé que llevo un buen tiempo haciéndolo. Esto me hace pensar en una muy buena época en la que tomé el mejor vino que alguna vez haya probado, hace un poco más de un año, y que compré en un paseo con la universidad a Chilca, específicamente a Salinas. Este lugar al sur del Perú es conocido por las plantaciones de mora, fruta con la que hacen cientos de productos que venden al lado de las famosas lagunas curativas. Allí conseguí la botella que aún conservo (vacía, lamentablemente) y que me recuerda el nombre del vino con la finalidad de poder encontrarlo cuando regrese. Y cuando lo haga, no me saciaré con una, sino que compraré al menos tres. Puro Amor, se llama, el nombre perfecto para la bebida perfecta. He quedado enamorado.

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