miércoles, 22 de abril de 2009

La verdadera primera mujer



Pugnacity
With our blood
Show no mercy
With our soul
Die for heaven
An eye for an eye
Burn to let them...
Suffer for all their actions

--Forlorn hope, de After Forever


Algo dejó de decirse de Prometeo y el fiasco con la Luz, y es un "algo" bastante importante que no debiera haberse callado, pero por una cuarta parte que es ignorancia y el resto que es seguridad se prefirió quedar en silencio.


El castigo de Zeus hacia la ahora "iluminada" humanidad nunca fue Pandora, ella no es mal bajo ningún sentido, ni tampoco su inherente curiosidad, que mata gatos en desmesura. El mal ni siquiera es el jarrón en sí (o caja, como algunos lo llaman), sino aquello que se encontraba dentro de él, las enfermedades, maldades y demás cosas que fueron liberadas por la creación del señor de los truenos, la ya mencionada "dadora de todo".

Pero no es de esos males que quiero hablar, sino del cual que nunca logró salir, ese que podría pensarse como equivocación comprensible por parte de quien le regaló el jarrón a Pandora en un principio. ¿Por qué la esperanza ha de ser esencialmente malvada? ¿Porque nos da aliento cuando más lo necesitamos? ¿Porque es el último asidero al cual recurrimos cuando no podemos acceder al resto? Son preguntas que bien podríamos pasar el resto de nuestras vidas tratando de encontrarles respuesta, y asumo que la curiosa Pandora debió hacérselas igualmente.

Esperanza. De repente se quiso referir a la falsa esperanza y no a la verdera. Pero qué difícil es distinguir una de otra en la mayoría de casos, al menos cuando uno es quien la recibe y no quien la otorga. Por eso permanece el misterio, y la pregunta máxima: ¿qué habría sido de la humanidad si el mal de la esperanza hubiese conseguido escapar del jarrón? La mejor manera de responderla, creo yo, es encontrando su prisión.

No hay comentarios.:

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails