domingo, 5 de abril de 2009

Por partes



And the eagles fly through the clouds and the earth bleeds dark and cold
When the voices of men will ring out again all creation shall unfold

--Starfire, de DragonForce


Unos días atrás terminé de armar mi rompecabezas esférico de las constelaciones, y mientras lo hacía comencé a pensar en las estrellas y, específicamente, en la astrología. Años atrás dejé de abrir el periódico y revisar la parte de los horóscopos, convencido de que ese tipo de cosas no son más que engaños, solo un espacio dedicado a lectores ingenuos que buscan sentirse bien con las mentiras que esa "fortuna" les dice. 

Estadísticamente hablando (y, sí, viéndolo racionalmente por un ratito), todas las personas del mundo que nacieron bajo el signo de Aries, por ejemplo, no pueden estar pasando exactamente por lo mismo, es imposible. Pero las personas lo creen, se desilusionan cuando no dice algo que va con ellas, pero al día siguiente vuelven a sonreír si es que esa vez sí acertaron con ellas. Lo que pocos notan es que los horóscopos suelen dar una serie de datos que apuntan a abarcar más personas, a que todos se sientan satisfechos con lo que se dice sobre su signo. Y son mínimas las veces que se leerán cosas negativas, extrañamente.

Todas esas cosas, como el Tarot, la cartomancia y demás esoterismos, no obstante, no me parecen tan engañosos como se dice. El periódico y las páginas de Internet son una cosa, pero el estar frente a una de estas personas que asegura ver tu futuro, o averiguar tu destino, etc., es una muy diferente, y más le creo a estos últimos, aunque siempre con finos toques de escepticismo. A lo que voy es que mis creencias a veces pueden parecer contrarias, mi filosofía de vida tal vez se asimile a un pantalón roto y con parches de diversos colores en diferentes lugares, pero creo que al final cada uno es dueño de lo que elige creer y de aquello que usa como guía.

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