Take my hand tonight
I won’t let you down
I won’t let you down
-- Promise, de Simple Plan
Hoy otra de mis sospechas se hizo hecho: no importa qué camino elija, suele ser el más complicado, el que generalmente tiene las mayores dificultades o exige un esfuerzo más grande que cualquier otro. Es cierto que a veces yo sé los alcances y limitaciones de ciertos caminos, pero se ha de admitir que de la gran mayoría no tengo ni idea, por lo que las cosas que llegan me son completamente inciertas. Definitivamente no sucede todo el tiempo, pero sí con una constancia que sobrepasa los límites de la sorpresa (la mía), por lo que no sé si sentirme desgraciado o especialmente atento a estas curiosidades de la vida.
Estoy seguro que no puedo ser el único al que le suceden estas cosas, pero en cuanto a mí respecta, comienzo a ver esto de una manera particular. Algunos dicen que la vida es muy difícil, pero yo estoy en total desacuerdo, yo creo que es muy fácil y que nosotros mismos nos la complicamos, sabrá cada uno para qué. En mi caso, creo que elijo estos caminos complicados (conociéndolos o no) para probarme, para incluir retos en mi vida y sentirme merecedor de cada una de las metas que logro consumar. Aunque cuando no logro conseguir lo que quiero me frustro de sobremanera por haber tomado un camino tan “cagado”, pero pienso que vale la pena.
De hecho, creo que si la vida fuera completamente fácil (sin que nosotros la complicáramos) también sería algo aburrida y poco valiosa. No existiría el esfuerzo, ni la constancia, ni las ganas de superación, ni el luchar por algo, ni (principalmente) la enorme satisfacción experimentada al lograr eso que tanto se desea. Es como la tristeza, sin ella no apreciaríamos tanto a la alegría. De cualquier manera, hoy compruebo que me complico las cosas por una razón, y no dejo que aquello me haga desistir de ir por lo que más quiero; haré lo que sea necesario para conseguirlo. Lo prometo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario