miércoles, 29 de abril de 2009

Un día como hoy...


Numbered ListPlanto cara al viento
Clavo mis pies al suelo
Miro al firmamento
Mi vida por un sueño

Un paso más
Tras la verdad
Sólo uno más
Por mi ideal

--Un paso más, de Avalanch


Días como este solo llegan una vez al año, me  temo, y el trabajo mental que se da en ellos es significativamente mayor que en los restantes trecientos sesenta y cuatro, lo cual añade pizcas de curiosidad y cucharadas de insatisfacción. Hoy es mi cumpleaños número veintiuno, otro día de esos que mi cabeza gusta aprovechar para hacerme ver cómo he cambiado a lo largo del año que acaba de pasar. Sobre esta celebración en especial tengo millones de ideas, cientos de opiniones que pueden trasladarse a ámbitos absolutamente negativos o arrimarse a otros mucho más iluminados por el optimismo. Cumplir años me acerca a la fecha de mi muerte; cumplir años me hace sentir mayor y más experimentado; cumplir años reúne a la familia, cosa que suele incomodarme; cumplir años acelerá mi pensamiento; cumplir años me hunde en la depresión; cumplir años tiene la capacidad de alegrarme el año. La variedad es inmensa, contradictoria y, por sobre todo, digna de mencionarse en algún momento, probablemente no en este post.

Hoy quiero concentrarme en mi cerebro, que llama a la usual reflexión y al pensamiento crítico elevado (sin buscar la arrogancia). Las últimas cuatro horas las he utilizado para releer todo lo que he escrito en este blog, y no solo he confirmado algunas sospechas, también he descubierto cosas nuevas. Con relación a lo primero, el cambio en mi forma de pensar es evidente, mis ideas básicas están en cada cosa que escribo, pero mi forma de ver el mundo puede oscilar un poco, lo cual me hace pensar que hay crecimiento de por medio y a veces un poquito de decaimiento, como es necesario. Me gusta que exista coherencia en mis escritos, que un día relate algo sobre mí mismo y que meses después no me contradiga con algún comentario, reflexión o lo que fuere. Imagino que eso es bueno.

Con relación a lo segundo, lo que me asombra muchísimo, es que noto que muchos de los posts que vuelvo a leer tocan mi corazón nuevamente, me siento mal si reviso oraciones que escribí en estados de depresión, o me revitalizo cuando repaso frases en las que veo un evidente cambio positivo. No es solo apreciar los cambios y sentirlos, sino dejarme llevar por ellos y entender que son reales, que la persona que los escribe (o sea yo) realmente deja algo de sí, aunque imagino que lo siento así porque soy yo mismo quien plasma los acontecimientos. Alguna vez dije que escribía para mí y dejé abierta la posibilidad de que el hacerlo aquí podía significar que también buscaba hacerlo para otros. Hoy aseguro que es ambas cosas, y no me caben dudas. Escribo para mí porque en ellos dejo mis alegrías y pesares, mi vivencias, dejo mi granito de arena, el cual puedo recoger cuando regreso a ellos, como lo he hecho ahora. Y escribo para otros en tanto puedo ayudarlos a reevaluar sus ideas o a levantarles el ánimo (y, de repente y sin querer, agobiarlos con mis posts más sombríos). Es por ello que busco ser más honesto en lo que escribo, para que las experiencias que aquí dejo sean reales y puedan usarse, por mí y por quienes me leen.

Regresando al hecho de que es mi cumpleaños, noto otra particularidad, un patrón. Por más que me encante recibir regalos por cualquier razón (o sin ella), cada 29 de abril soy yo el que se anima a regalar algo, el que da antes de recibir. Por ejemplo, recuerdo una oportunidad en la que envíe un correo electrónico a todos mis amigos con frases célebres que me gustaban con la finalidad de darles algo que pensar o hacerles encontrar algún dicho que les ayudara a sobrellevar el día. Recuerdo otro cumpleaños en el que recibí una amenaza por parte de un profesor de recibir la peor infracción posible solo porque éste creía que yo no había hecho un trabajo (aquí le di, probablemente de manera obligada, la satisfacción de recobrar el respeto de su clase, pues me llamó la atención frente a todos los alumnos). Al final del día me gusta terminar con algo en mano (tampoco soy un santo), pero se siente bien saber que otros consiguen tanto como yo.

Pienso hacer de este día el eje central dentro de un cambio que debiera haberse realizado semanas atrás. Será difícil, como suele ser cada camino que llego a tomar, pero la experiencia me dice que nada es imposible si al menos se hace el esfuerzo de intentar hacerlo. Espero que estas palabras no permanezcan siendo solo eso y me ayuden a trasformarlas en actos. Yo diría que ya es hora.

2 comentarios:

Luis dijo...

Feliz cumpleaños Dirole.

dIROLE dijo...

Gracias por acordarte, Wongcito ;)

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