Puedes volar ser libre
Invencible puedes ser tú
Sueles odiar tus miedos
Tus sueños siempre tú
-- Invencible, de Libido
La experiencia de ir de un lado para otro y no ser parte de ninguno, similar a pagar por entrar a un lugar en el que no quieres estar, parecido a sentir miradas sobre uno y no poder quitarlas de encima mas que cerrando los propios ojos, casi como caminar de espaldas por un puente a medio hacer; ¿absurdo? Desde su totalidad hasta cada una de sus partes, podría afirmarse que así es, pero cabría la posibilidad de caer en un error demasiado grande, uno que no admitiría posibles soluciones.
El odio como filosofía de vida, o la filosofía como odio a la vida; o, si quieres, el odio a la filosofía para toda la vida. Eso es, en parte, dejarse llevar, pero no por la corriente “benigna”, sino por ríos caudalosos infestados de rocas que hacen del recorrido una experiencia en la que el daño es prácticamente seguro. El odio no puede existir en una vida encaminada a la grandeza, especialmente porque aquel fin no contempla la negatividad, al menos desde un punto de visto particular, justamente el buscado. ¿Cuál es el siguiente paso?