sábado, 31 de enero de 2009

Victimario sin condena


Sigo en busca del lastimero individuo que osó dejar marcas en mi piel, pero las pistas se han desvanecido y he quedado con meras suposiciones que de nada me ayudan a solucionar este asunto. Sigo como principal sospechoso (y sigo negándolo para mis adentros), pues soy consciente de que la frustración tiene muchas formas de manifestarse, pero me duele pensar que sea capaz de dañarme de tal manera, y además sin tener noción de ello.

Anoche sucedió algo de lo que me siento muy culpable y arrepentido, quizás una pequeña evidencia que me enmarque como autor del crimen del día anterior. Admito que no ha sido una buena semana, que me he visto en muchas encrucijadas o que he tenido pensamientos revueltos que no han hecho más que confundirme y llevarme por caminos insidiosos que han terminado por dañar mi caparazón emocional de manera tal que me en este momento me siento en total indefensión, casi a punto de rendirme y sucumbir a la pesadilla en la que me veo envuelto. Pero ello no me excusa, solo me explica.

Tuve un sueño bastante frustrante, uno de aquellos en los que quieres algo con todo tu corazón pero algo (o alguien) se pone en medio y limita tu capacidad de conseguirlo. En este caso particular, se trataba de alguien, una persona que prefiero mantener en el anonimato por seguridad suya y mía (más mía que suya), y que me obligó a llevar a cabo una de las acciones que más detesto pero que no dudaría en poner en acción si las circunstancias me lo exigen y hasta imponen: violencia. 

Antes de continuar, debería agregar que, como somos cinco personas las que dormimos en un cuarto con dos camas y una comodoy, intercambiamos los lugares para dormir diariamente de manera que una persona puede descansar sola una noche cada dos de ellas. Valga decir que esta noche yo dormí acompañado, lo cual no benefició en ningún sentido a quien dormitaba a mi lado, ya que recibió lo que solo en mi sueño debió haber sido infligido. Soñé que golpeaba a esta persona anónima (persona distinta a la que estaba en mi misma cama, por si las dudas), y en el mundo real llevé a cabo la acción, directo al hombro de mi compañero, quien se sobresaltó inmediatamente y preguntó qué había sucedido.

Me apena tremendamente que se haya visto envuelto en uno de mis tantos sueños llevados a la realidad, pues no es primera vez que golpeo en sueño y en vida, solo que esta vez mi puñete fue frenado por un cuerpo de carne y sangre y no por una almohada inconmovible. Me he disculpado más de cuatro veces por aquel incidente, pero sigo sintiéndome mal por involucrarlo en la tumultuosa marea que es mi vida emocional actualmente. Aunque suene dramática la forma en que lo digo, es esto lo que realmente siento; odio involucrar inocentes en una lucha personal, especialmente si es conmigo mismo. Hoy me toca dormir solo, lo cual me deja como única víctima posible de mis ataques nocturnos; espero pasar una noche tranquila, realmente la necesito.

viernes, 30 de enero de 2009

El miedo en carne viva


Creí que las cosas ya andaban suficientemente mal como para no llegar a un punto en el que la incomodidad y la frustración pudieran sofocarme más, pero me equivoqué, ¡y de qué manera! 

Ya la noche anterior había sido lamido por la impotencia, por lo que no es de extrañar asuntos como los que acontecieron esta mañana, pero el terror (sí, terror) se apoderó de mí en tal vastedad que literalmente empalidecí, ahogué gritos de desesperación y hasta pensé en lo peor, en la última salida, en que la locura al fin me había alcanzado. Lamento para mis adentros no poder descartar esta posibilidad, pues una vez que entré a la ducha, noté que sobre mi hombro y brazo izquierdo habían sangrientos cortes curvilíneos y hechos como al azar, como buscando a la deriva por un poco de carne para "morder".

¡¿Qué mierda me ha pasado?!
¡¿Qué carajo ha sucedido para que despierte con tremendas marcas?!
¡¿Qué puedo pensar en medio de mi ciego desconcierto?!

Ya he despertado con heridas antes, con cortes minúsculos seguramente infligidos por la almohada o algún objeto entre las sábanas, pero nunca en mi vida he regresado del mundo de los sueños con once rayas rojas y profundas que me sugieren tantas miles de cosas a la vez que no puedo mas que ser derrotado por la furiosa incertidumbre que suponen. Tengo miedo, primera vez en mi vida que siento el terror en cada espacio de mi cuerpo e incluso mente; no sé qué hacer, a quién recurrir o cómo vivir.

De entre tantas posibilidades, me quedo a solas con dos, ninguna con siquiera una pizca de tranquilidad, solo paranoia en cantidades ingentes. La primera me acerca a acusar a una de las personas con las que duermo, a alguno de mis aparentemente inofensivos compañeros, pero ello me lleva a asumir que dormía de manera muy profunda como para no sentir dolor mientras escarbaban en mi piel con sabe quién qué objeto. La segunda, la peor alternativa, me lleva a una persona que no consideraría capaz de hacerme algo como esto, a mí mismo, a mi propio ser, a mi insospechado inconsciente.

Siguiendo con la idea de que pude haber sido yo mismo, la incógnita que sobresale de entra las demás es "¿por qué diablos me hice eso?", y le sigue "¿cómo lo hice sin darme cuenta o sin siquiera recordarlo?". Sin duda con esto quedaría afirmada la frase "no hay mayor enemigo que uno mismo", pero valga decir que no me ayuda en nada pensar así, especialmente porque me vuelve vulnerable a mentalizarme con alguien sin capacidad de controlarse a sí mismo, alguien que puede ser capaz de hacer lo que sea y borrar recuerdo alguno de la acción hecha. Muchas ideas me impulsan a decidir que no pude haber sido yo, pero debo admitir que es más el miedo a descubrir que esas heridas fueron hechas por mi propia mano que elijo descartarme como sospechoso. No sé qué pensar.

jueves, 29 de enero de 2009

Puntos de vista descuadrados


Ayer me di una vuelta por el Carnegie Museum of Natural History, siguiendo con mis ganas de perderme en las calles de Pittsburgh en busca de significados y variedad; pensé que entre las exhibiciones encontraría algo de un interés suficiente como para hacerme olvidar muchas cosas y traer a la mente muchas otras más (y diferentes).

No recuerdo cuándo fue la última vez que visité un museo, probablemente cuando aún estaba en el colegio, probablemente en circunstancias en las que visitar el lugar en sí no había sido mi completa elección. Ahora iba por mi cuenta y por propia voluntad, tal vez fantaseando con encontrar algo que en otras oportunidades mi vista falló en descubrir, pero lo cierto es que no di con nada fuera de lo común, nada suficientemente estupendo como para explayarme en mi narración o describir con afán casi enfermizo. Nada realmente me impresionó, y odio sentir esa sensación de mundaneidad, de que ya nada goza de una grandeza "atrapa-ojos"; me decepcionó regresar con las manos medio vacías. Con lo que sí volví fue con un puñado de experiencias, definitivamente positivas y negativas, demasiado fuertes como para atreverme a contar. Fue un día de arrepentimientos, y me arrepiento de ello.

miércoles, 28 de enero de 2009

The unanswered question


Hoy presencié la esencia de la desesperación que bulle en mí desde hace ya un buen tiempo, salió por medio de uno de los gritos más fuertes que alguna vez haya escuchado salir de mis entrañas y quedó congelado por la nieve y el viento una vez que huyó de mis labios. El miedo, sumado a una impotencia paralizadora, me envolvió en su manto de terror y quedé solo y de hielo, nada más que un témpano con la boca abierta y el corazón más negro que el carbón, como si la experiencia más traumática se hubiese visto conglomerada en un copo de nieve, multiplicada por tantos granos de arena hay en el mundo. Quise morir, quise caer y decir que ya no puedo, pero solo pude pronunciar dos palabras: "¿Por qué?"

martes, 27 de enero de 2009

Not the animals I'm living with


Hoy tomé la decisión de ir al zoológico, un poco por aliviar mi estado anímico y otro poco por alejarme de las personas. Creí que no sería un buen día, pues apenas llegué descubrí que mi cámara nueva ya no podía tomar fotos, sino solo filmar, cosa que me molestó muchísimo. Además, no había ni un alma en ninguno de los establecimientos de comida ni en algunos puestos donde vendían regalos, por lo que tuve que aguantar el hambre hasta que estuve de vuelta en el hotel. Por si no fuese poco lo anterior, varios de los animales no estaban en exhibición debido a la época del año. Pensé que había gastado mi plata solo para caminar por un zoológico sin gente y sin animales, pero solo hasta que entré al acuario y quedé maravillado con todas las criaturas marinas que vi ahí, así como con algunos reptiles y anfibios con los que me encontré en otro edificio.

El día que había comenzado mal fue mejorando cuando descubrí que varios de los animales que antes no habían estado en exhibición ahora saludaban desde sus jaulas, cosa que me apenó de cierta manera pero que aún así me alegró por el hecho de poder verlos después de todo. Me sentí como un niño de nuevo, me asombré con todo lo que vi como si lo estuviese viendo con ojos nuevos; me arrodillé, me eché, pegué mi cara contra los vidrios, corrí de un lado para otro y hasta salté de la emoción. Había olvidado cuánto me encantan los animales.

lunes, 26 de enero de 2009

Breakdown


In complete desperation, I long for some time to think, I need calmness and peace; no more pressure, or else...

domingo, 25 de enero de 2009

Like a message in a bottle



Como otros días, me siento harto de la gente con la que vivo, gente que veo día tras día, hora tras hora; ya no se trata del hecho de que me lleve bien o mal con ellos, sino de que necesito mi privacidad, mi tiempo a solas, y no puedo obtenerlo mas que saliendo del cuarto, y el hacerlo solo me deja como opciones el lobby o algún restaurante de la zona. El martes, el miércoles y el jueves son mis días libres, así que pienso irme lo más lejos posible de esta gente; el problema es que no estaré completamente solo, sino acompañado por extraños, aunque me sentiré mejor que en este momento. Puedo vivir con otras personas, lo he hecho antes, pero no cuando solo hay un cuarto con tres camas y otras cuatro personas con quienes compartirlos; si la falta de dinero no fuera una complicación, alquilaría mi propio cuarto en otro hotel.

sábado, 24 de enero de 2009

The limit between life and death


Empecé a pensar nuevamente en uno de mis mayores intereses desde que tengo memoria, en el tiempo. Con el paso de los años le he ido dando más y más valor, y es por ello que todo lo que se relaciona con él suele llamarme la atención, especialmente aquello referido al pasado. Fue justamente esta última idea, la del pasado, la que me hizo retomar el tema del tiempo, pues siempre he querido retrocederlo y cambiar todo lo que he hecho mal o vivir los buenos momentos otra vez; básicamente tener una segunda oportunidad.

También he pensado mucho en la muerte o, específicamente, en el tiempo que queda antes de la muerte, esa distancia temporal que va acortándose segundo a segundo, tiempo que puede ser corto o largo, pero que inevitablemente tiene un final. Pero no veo todo esto de una forma negativa o tenebrosa, sino que me hago la siguiente pregunta: ¿cuánto podemos hacer, de cuánto somos capaces, con el tiempo que tenemos? Cualquier podría tirar la toalla y esperar el momento de su muerte, pero muchos de nosotros solo vivimos incluso sabiendo que un día ya no estaremos aquí.

Este tema me vincula con los estudios y la universidad en concreto, pero no quiero discutirlo en este momento. Lo que quiero mencionar es algo más importante, algo que (por más absurdo que pueda sonar) hasta Gandalf (de El señor de los anillos) dijo, aunque lo saco un poco de su contexto y lo aplico al mío: "All we have to decide is what to do with the time that is given to us". Traducción "diroliana": el punto no es pensar en cuánto tiempo nos queda, sino qué vamos a hacer con cualquiera sea el tiempo que tengamos. No creo que nada sea un desperdicio de tiempo, pero definitivamente el valor que cada uno le otorga es relativo. Es algo que tengo mucho en mente, algo que todavía seguiré redondeando para poder explicar mejor.

viernes, 23 de enero de 2009

Every road leads ahead, but loved ones whisper from behind (


Hoy, y recién hoy, me ha golpeado la nostalgia, un peso que me hala no hacia abajo sino hacia ciertas personas que comienzo a extrañar demasiado, mucho más que otras veces y otros días que he estado aquí. Es difícil trabajar con ese peso en el estómago, pues además de que prácticamente todo sale mal, no dan ganas de otra cosa mas que de regresar a mi país. Sin embargo, siendo absolutamente honesto, no quiero regresar, lo que convierte a la nostalgia en un impedimento bastante anclador (no sé si exista la palabra, pero la usaré de todas maneras).

Este sentimiento de congoja surgió de una manera particular, mientras regresaba de un mall acompañado por un amigo limeño y uno de aquí. El segundo manejaba y estábamos cruzando uno de los tantos puentes de Pittsburgh cuando, de repente, escuchamos y vemos a uno de los carros de nuestra izquierda frenar y deslizarse por el hielo congelado sobre el asfalto y casi chocar con un par de carros que ya habían chocado momentos antes. Por suerte logramos evadir el auto que frenaba, que por un momento pareció querer virar hacia nuestro carril. Todo esto me hizo tener miedo, como es normal, pero también ocasionó que pensara en una serie de personas: en mi abuela, quien es la principal persona que me proporciona bienestar y amor desde que nací; en mis hermanas menores, a quienes aún tengo mucho por enseñar y bastante tiempo más por cuidar; y en Ale, a quien admiro mucho, y que probablemente es la persona que mejor me conoce y que aún así me acepta y quiere. Maldita nostalgia.

jueves, 22 de enero de 2009

I can't smell a thing


I: Solo me preguntaba qué está sucediendo contigo.
J: Lo mismo me gustaría saber, y de seguro desconozco la respuesta aún más que tú.
I: La llama que antes te envolvía se ha visto consumida, y no por el frío que congela almas o adormece corazones, sino por algo que necesariamente debe superarte.
J: Tienes razón, no es el frío, pero incluso él me supera de muchas maneras. Y entiendo lo del fuego, tal vez por eso sea que me he visto con menos luz de la acostumbrada.
I: ¿Qué es lo que realmente quieres?
J: Tus preguntas duelen.
I: No me has respondido.
J: Quiero ser libre, como alguna vez lo fui, poder usar las alas que me han sido devueltas y no tenerlas como atadas a la espalda.
I: Úsalas entonces.
J: No puedo.
I: ¡Deja de ser tan pesimista! ¡Tú no eras así! ¿Dónde está la persona que creía conocer, que sabía todo lo que necesitaba saber?
J: Creí que ya lo sabías.
I: ¿Qué quieres decir?
J: Murió ayer, lo aplastaron sus sueños.
I: No sé qué voy a hacer contigo.

miércoles, 21 de enero de 2009

Coincidence?


Hace unos días fui al cine con dos amigos limeños (Luis y Juvenal) y con uno de aquí (Scott), quien nos llevó. La salida fue interesante en varios aspectos.

Primero, no pude resistir mis urgencias consumistas y compré otro par de juegos de Xbox en una de las tantas tiendas del mall al que fuimos, pero no fue eso lo que causó la impresión necesaria para merecer estar escrito aquí. Coincidentemente, una chica pelirroja bastante familiar también se encontraba en esa misma tienda, del mismo mall, en el mismo momento que nosotros, una chica que luego identifiqué como la mesera del restaurante que está a menos de veinte pasos del hotel en el que me hospedo, una chica bastante simpática que me impresionó la primera vez que la vi. No me atreví a decirle nada, ni siquiera saludarla y esperar algún tipo de reconocimiento de su parte (me ha atendido al menos tres veces que he ido al restaurante) porque estaba acompañada por quien parecía ser su enamorado. No le he dado muchas vueltas al asunto, pero presiento que algún significado debe haber, así que veré si paso por el restaurante uno de estos días.

Segundo, tuve la impresión de haber estado en ese mall antes, a pesar de nunca antes haber venido a Pensilvania. Era como un "deja-vu" que se prolongó más de los pocos segundos que suele tomarse en percibirse, y no dejé de sentirme familiarizado con el lugar hasta que entramos a una zona con tiendas de mujeres. Es posible que la arquitectura o variedad de tiendas sea la misma o muy parecida a la del mall que visité en Orlando (cuando viajé allí, hace cuatro años), aunque no sé con exactitud de qué se trata. Lo que sí decidí es que volveré por mi cuenta en otro momento, no solo para tratar de experimentar el mismo sentimiento nuevamente, sino también para ver la gran cantidad de chicas simpáticas que vi ese día y que no he visto en otros lugares de Pittsburgh.

Tercero, y más significativo, fue el mensaje que encontré dentro de una galleta de la fortuna que compré. Algo que añadió asombro a lo que leí fue que no compraba una de esas galletas desde hacía ocho años, Estados Unidos igualmente, y también tenía una frase que se relacionaba muchísimo con mi futuro cercano, aunque realmente no recuerdo de qué se trataba. El mensaje de la galleta de hace unos días decía lo siguiente: "There is a way to everything you want". Sé que suena bastante genérica, que podría aplicarse a prácticamente cualquier circunstancia o experiencia, pero ese día tenía la cabeza cubierta con ideas de cómo conseguir ciudadanía para poder obtener un pasaporte americano y poder viajar a cualquier parte del mundo, por lo que recibir un mensaje como ese me dio esperanzas y me alegró la semana. Espero recibir buenas noticias pronto.

martes, 20 de enero de 2009

Something's inside my head




Acabo de descubrir una particularidad de mi peculiar personalidad, aunque no es tanto descubrir sino comprobar. Fue en el colegio, a los diecisiete años, que tomé un test de personalidad que prácticamente definió el resto de mi vida (hasta el momento), ya que los resultados mostraron que tiendo hacia la depresión. Quizás el enterarme de eso fue suficiente para sugestionarme y realmente tender a la depresión, pero no creí en esos resultados sino hasta mediados del año pasado, cuando di un examen psicológico en la universidad para poder entrar a la facultad y me aseguraron que mi personalidad realmente tiende a la depresión. A pesar de haber ingresado, me decepcionó esa particular conclusión, pues afirmaba lo que temía justamente porque he pasado por momentos emocionalmente desequilibrantes que no me gustaría repetir, pero que de seguro volveré a experimentar.


La particularidad que comprobé, de la peor manera, es que la alegría me agota; es decir, demasiada euforia, emoción o diversión en un momento o día se convierte en cansancio y hasta frustración en el siguiente, ello en el mejor de los casos. En el peor, me vuelvo una bomba de tiempo y se me dificulta estar cerca de otras personas, pues las trato mal o ellas me hacen sentir peor de lo que ya me siento. Pensé que todo esto se daba por etapas, pero ya ha sucedido suficientes veces como para alarmarme y hacerme abrir los ojos, al menos para entenderme mejor y para encontrar algún tipo de solución. Todo el buen humor que tuve ayer se ha ido por el caño; la última prueba.

lunes, 19 de enero de 2009

Good!


Hoy, extrañamente, tuve un día bastante peculiar, pues recibí un total de tres dólares y cincuenta y cinco centavos de propina, a diferencia de otros días en los que a lo mucho recibo dos centavos (y eso solo en los días buenos). ¿Qué sucedió para que se diera esa enorme diferencia? Al principio no me lo explicaba, solo recibía el dinero con una sonrisa que se mantenía en mi rostro por largo rato. Pero luego lo comprendí, entendí que se trataba de mi actitud, que el estar enérgico tenía mucho que ver con las propinas, que sonreír realmente ayuda en cuanto ganarse a las personas se refiere. Trataré de mantener esta actitud tanto tiempo como me sea posible.

domingo, 18 de enero de 2009

The wo/man inside the bag


No sé cómo funciona exactamente, pero cada cierto tiempo viene un comprador conocido como el "Mystery Shopper", quien es una persona que está de incógnito y que hace una orden con el propósito de examinar y evaluar el trabajo que hacemos. Nunca se sabe quién es, pues imagino que no siempre es la misma persona y no si está de incógnito no lleva distintivos ni se presenta como tal, por lo que debemos tratar a todos los clientes de igual manera, justa, amable y sonrientemente. En base a una serie de ítems, tales como limpieza del lugar y del empleado, el saludo cálido, el vuelto exacto y un tono de voz amigable (sin olvidar la sonrisa, esa que he aprendido a fingir hipócritamente), se nos da un porcentaje que simboliza nuestro desempeño. Todo aquel que recibe el máximo puntaje obtiene un regalo de parte de la compañía. En mi caso, después de haber estado aquí poco más de un mes, conseguí el 100% casi por suerte, podría decirse, pues he cometido errores hasta para regalar, y recibiré un bono de veinticinco dólares. De más está decir que me alegraron el día cuando me mostraron mi evaluación, aunque no fue el dinero lo que logró animarme, sino el hecho de que comienzan a valorar mi trabajo.

sábado, 17 de enero de 2009

Posts in the dark


He encontrado una manera de darle un buen uso a esos espacios de tiempo muerto que tengo cuando trabajo. Como el establecimiento en el que atiendo se encuentra al lado de un Burger King, la gente suele elegir comprar en éste debido a su mayor variedad y reconocido nombre, así que me la paso parado como idiota la mayor parte de mi turno (excepto cuando atiendo a uno que otro avesado cliente, cuando cocino salchichas o cuando mantengo el local limpio). Para evitar esa pérdida de tiempo valioso he comenzado a intentar algo, estoy escribiendo mis posts en pedazos de papel toalla que luego copio en la computadora. No estoy seguro si está permitido hacer esto, pero si no lo está, me alegra asumir que no es una infracción tan grande como comerse la comida que sobra o llevarse utensilios a escondidas (algunos ejemplos de lo que mis "bien educados" compañeros suelen hacer en el trabajo). Además, lo hago en el cuarto trasero, donde no hay cámaras ni personas (hace unos minutos casi me encuentra una de las gerentas, pero supe disimular), solo tranquilidad y música (la misma que ponen en el comedor). Veré cómo salen las cosas.

viernes, 16 de enero de 2009

What are you looking for?


Sé que no tiene un uso especialmente benéfico, pero conozco una manera quasi-infalible de averiguar el rango de edad en el que se encuentra una mujer. El primer paso consta en observar las manos, los nudillos, los dedos y las uñas, y de acuerdo a ellos se puede estimar un rango masomenos amplio. El segundo paso es mirar la cabeza y el rostro de manera general, el cabello y los rasgos faciales. El tercero y último es concentrarse en las comisuras de los labios, en los labios en sí, en los ojos y en el área que los rodea y en la nariz; todo ello ayudará a conseguir un último y definitivo estimado (no doy mayor detalle de qué buscar exactamente porque yo mismo no me considero profesional y solo me guío por lo que la experiencia y la intuición me dictan). Puede sonar algo extraño que hable de un tema como este, pero sucede que ahora, en esta país, me es muy difícil utilizar esta técnica y obtener resultados acertados. Raro tema para un post, pero siento que debía escribirlo.

jueves, 15 de enero de 2009

The american dream


Continuando con mi ambición de trabajar en Starbucks, pregunté a una de las gerentas si podía tenerme en cuenta para una de las posiciones que acababan de abrirse en el lugar. No negó mi petición, pero tampoco me dio una respuesta afirmativa, sino que mencionó que era perfecto para el trabajo en cuanto a entender y hablar en inglés se trataba, así como el manejo de la caja y la responsabilidad y diligencia con la que suelo trabajar, pero que tendría que mejorar mi trato al cliente con relación al saludo, pues trabajar en Starbucks implica conversar con el cliente mientras se prepara el café. Honestamente, me asustó un poco, pero sé que es un reto necesario, además de que siempre es mejor arriesgarse a hacer las cosas que más nos asustan para vencer el miedo, o al menos para notar que la causa del miedo no es tan aterradora. Los mantendré informados.

miércoles, 14 de enero de 2009

The bright side of all sides


Hoy tuve doble turno en el trabajo, desde las nueve de la mañana hasta las 10 de la noche; trece horas de "Hi, can I help you"s y "Have a nice day"s. Las primeras seis a siete horas tuve por compañía a una de las chicas que he conocido aquí, Melissa, quien ese día era cajera en el Burger King aledaño a la tienda de hotdogs donde yo trabajo. Mientras conversábamos uno de los gerentes le dijo que trapeara el comedor, y ella, con disimulo, me hizo un gesto de molestia, a lo cual le dije "trata de encontrar el lado bueno, siempre hay uno para todo", y me quedé solo pensando en lo que acababa de decirle.

Realmente me guío por lo que dije, no fueron solo palabras del momento para hacerla sentir bien, sí creo que todo tiene un lado bueno, incluso aquello que parece no. Me puse a pensar, cuál es el lado bueno de estar aquí, en Pensilvania, en Pittsburgh, en Oakmont, en esta parada en la carretera Turnpike, en este trabajo, y no en otro lugar. Definitivamente aprenderé mucho de las personas que trabajan aquí, pero he notado que todo el mundo regresa diciendo lo mismo, "he aprendido ___" y no suele decir "he enseñado ___". Entonces, el pensamiento que permaneció conmigo y que hasta cierto punto compartí con Melissa una vez que regresó de trapear fue el siguiente: ¿Qué enseñanza puedo dejar en mis compañeros trabajadores y amigos antes de irme?

martes, 13 de enero de 2009

dIROLE regresa

A pedido de uno de mis asiduos lectores volveré a postear en español, además de que me es mucho más fácil expresarme en mi lengua materna, sin olvidar que debo haber cometido montones de errores ortográficos mientras escribía en inglés. No dejaré que mi entorno influya demasiado en mi escritura, solo en mis pensamientos y hasta enseñanzas.

lunes, 12 de enero de 2009

Did it again


Curiously enough, I bought something else, a laptop that costs twice as much as every single thing I've bought so far added together; regret?, none at all; not even a little bit?, nope. It was a great investment, the last one, I promise. It's the best computer I've ever had, and I went through a lot (and not so much at the same time) to buy it. A friend told me about a place where she bought her laptop at a very low and acceptable price, so I decided to do some research about it and made a schedule of today's journey in search of the beautiful computer I'm writing from. I took the bus at eight in the morning a block away from the hotel I'm staying, got at Downtown Pittsburgh at nine thirty, waited half an hour for the next bus and got to Century III Mall at eleven, where I got the laptop. I didn't realize it until I came out of the store with the package on my arms: I had to go back to the hotel carrying a box with a big picture of the laptop and no bag to put in (I asked for one at the store, but they said it was against their policies; absurd!). The trip was awful, my heart pounded through all the layers of clothes I was wearing because of the cold weather, especially when I stood at the bus stop surrounded by people who, I'm sure, where eyeing my belongings. I felt absolutely relieved when I got back unharmed. I don't think I'll do such a stupid thing again, both buy something so expensive and carry it uncovered across town.

domingo, 11 de enero de 2009

Money + impulsiveness = disaster waiting to happen


Maybe earning my own money isn’t exactly what I need right now, or maybe I need to learn how to manage it better, because I’ve been spending money like crazy. I’ve spent in one month a little less of what I’ve spent in my whole life, fortunately in things that will (hopefully) last for years, so I regret nothing, or not so much. Now I have the complete guitar hero set, two guitars, the drums and the microphone, bought from a friend from work who needed the money to buy a new car: with some luck, and a lot of willpower, I’ll stop buying things so impulsively.

sábado, 10 de enero de 2009

1-800-HELP!


All of a sudden, like a wave that came out of nowhere and knocked me over instantaneously, loneliness struck me. I've just realized the following: I'm alone, completely by myself, trapped in a country where I can't communicate as well as I would like, where I can't express my pain in the right words. Sounds a little dramatic, I know, but that's pretty much how I feel right now. The people I live with aren't exactly my best friends, or friends with whom I tend to spend too much time with, so it's hard to tell them how I feel (I'm thinking they might even feel the same way as I do), and that's why I feel lonely. The good thing: tough times usually toughen the person who is experiencing them, so I just have to be strong, because this is independence, the one I longed for, the one I'm learning to live with. Thing's will get better, I know so.

viernes, 9 de enero de 2009

Seventh art at its peak

There are two movies that have changed my life in a dramatic way: “The Grinch”, and “Into the wild”. I’ve talked about the first one before and touched the topic several times now, leaving the second a bit relegated when it should have been exalted the most for being my favorite movie and having made me see life in a different light and with different eyes, and, most importantly, for helping me find a meaning to my life when I needed it the most.


This whole trip to Pennsylvania is not intended for me to work and make money on a country that isn’t my own, but to find myself, as I’ve said before, so today I decided to watch the movie again to remind me of what I’m looking for and how I’m looking for it. This is not the kind of movie you watch dozens of times just because you like it; I’ve seen it three times (counting today’s), and that’s been enough to touch my soul.


With renewed strength I look forward to make a difference, the change I’m constantly looking for. I feel like steps away from my goal (whatever goal it is), so no matter how hard the road I’m in looks like, I plan to stay on it and reach out for happiness in a way I’ve never experienced before. I have some other plans, but time and added wisdom will tell me if it’s right to go ahead with them. In words of the protagonist: “When you want something in life, you just gotta reach out and grab it.”

jueves, 8 de enero de 2009

Push to stop time


I was just starting to think about something because of the events of today. Since the day I got here, I had a certain idea concerning one of my managers at work, but this day that mental picture has changed more than a bit. I was next to him while he talked with another employee, so it was to me he expressed some of his thoughts about this employee once he was gone; he said, among other words and with a rather strange but short laugh, “él es loco” (yes!, in Spanish!; although this doesn’t mean he really speaks it, so no worries there). The way he talked made me think the crazy one was him.


Through this day and the days before this one I had seen him acting differently, being a little morose and not smiling and laughing as he usually does, so I started wondering not about what caused him to be stressed out but about what made him be the way he usually is. I couldn’t say for sure, but I thought maybe some time in the past he wasn’t always this smiley and hardworking man, and that something ought to have happened to him to change.

All of this got me thinking about both lives of people in the past and the one thing that makes them change into better or worse humans. I’m absolutely convinced (because of my own experiences) that every single person has at least one life-changing experience; nevertheless, that doesn’t mean they will change, be it for any reason possible. So this is what’s on my mind right now and very possibly for the days to come, this unique experience that has tremendous and enough power to makes us be different; it’s like a way in which my very good friend Destiny says “this is how I roll!”

miércoles, 7 de enero de 2009

Not one of many

Today has been one of those good days in which I like the life I’m living right now. I’ve had so few of these kind of days that I feel I need changes in the way I’m living, but the changes I have in mind tend to be a bit destructive, so that’s out of question. Three things happened today: I got to talk with one of the girls at work thanks to the few people that came to the Plaza, and that made me happy in several ways, especially because of the fact that this led to the second thing. I was wrong again, and I like to be wrong in this matter specifically; the first impression I get from people is usually a bad one, and they always surprise me and show me they are far better than I imagined them to be; in one sentence “I have issues”. The third thing is still in the making, so I’ll be brief about it and just say the following: if you go after what you want for long enough you won’t necessarily get it, but, if you do get it, you’ll feel awesome; just like me.

martes, 6 de enero de 2009

Killing me, killing you


There comes a time when you live with a person under the same roof long enough to get to know a side he or she never revealed before, and it’s not always good. Pressure can make most people lose their calmness, and I’m no exception, but some burst in a greater manner. I’m no saint, I know that and I’m sure the ones that have been reading me know that too, so here I go with a confession: I’m not doing a thing to prevent one of my roommates from becoming a bomb, but actually feeding the fire that will eventually lead him/her to explode. I’m not letting this happen because of any ill-intentioned nature, but because I’m a time bomb myself, and pressure makes me less patient with people (and patience is one of the few things I have in big quantities). He/she’s been acting way selfishly, and I’ve been letting him/her be that way because I understand his/her situation, but things have gotten out of hand, and I feel I have to correct them, not because I’m obliged to, but because I won’t stand it anymore. Drastic measures will be taken.

lunes, 5 de enero de 2009

On the road to freedom


Yesterday’s movie, which I totally forgot to tell about, was my next stop in my little adventure. After visiting the science center, I walked all the way to the city of Pittsburgh, I crossed the Andy Warhol Bridge (which reminded me to visit Andy Warhol’s Museum another day) and waited for the next bus to come by and take to the Waterworks Mall, not far away from the hotel and a place I’m getting to know very well. I got there a little late, so I had to choose a movie that already had started but not for much, all because I didn’t want to come out so late of the theater and get to the hotel at night (well, past seven o’clock).

The movie was called >, about a man that aged backwardly. The film made me cry a bit during some scenes, I admit it, and I liked it so much not because of its strength (strong in the sense that it went right through me) but because it had a sort of hidden message in between the lines of the central theme, an idea I had found in another movie (>), one that changed my life dramatically. I’m talking about traveling, meeting new people, living all kind of experiences, touching the hearts of others, leaving “a grain of sand” as I usually say.

I came out of the theater with a smile on my face, knowing the whole trip was a greater idea than the one I thought it would be when I first came out with it. I’m planning a next little adventure for next week; I still don’t know where I want to go this time.

domingo, 4 de enero de 2009

Another steps towards greatness


Some days ago I decided to change my usual routine and add a little bit of adventure or something like that, so I planned to go to the Carnegie Science Center and to the movies. A lonely soul as I tend to be from time to time, I hopped on the bus by myself and took the first steps towards finding the meaning of my life. I had a map of the area and one of the bus routes, my cell-phone and enough money to fly myself to the hotel if circumstances seemed not to be turn out well; fortunately, they did. I walked for half an hour from the bus stop to the science center, not without making twists and turns here and there in search for the place, which didn’t actually appear on the map, and I got to see some amazing sites and take photos of just about everything that came in my way.

When I finally got there I felt accomplished, but after a couple of hours of wandering through the science center, I started to feel those fourteen dollars I had paid for the visit were spent in vain. Luckily, I was in a pretty good mood so, optimistic as I am, I told myself the trip made me get lost the way I like to get lost, and it made me get out of the hotel in which I spent every single day, and helped get to know more of the city place I’m currently living in. Also, the attractions weren’t that bad, it’s just that they are made especially for kids; I didn’t care much, but my inner child had a blast.

sábado, 3 de enero de 2009

Esta vez va en serio


Yesterday was a great start of the New Year in several ways, but not in others. I got to talk a little more with the most beautiful girl I’ve seen ever since I stepped on this country (and maybe the most beautiful girl I’ve ever seen in my life; couldn’t say for sure). Also, I had no problems with the register, and were able to speak more with my coworkers and soon to be friends (although I cannot be sure of this either; one can’t push this kind of things). My thirty-minutes break seemed to last longer than usual, although my working hours did too. The second most memorable thing that happened is related to one of the girls that flew from Peru like me, whom passed out minutes after she got to work at night; worst of all is that I was the only person with which she could feel some sort of familiarity because of the language, so I stayed with her until her friend came. I was a bit scared, but it turned out to be sort of an eating disorder, or so the paramedics said. Strange way to start the year, but (selfish as I tend to be from time to time) I still think the most amazing thing that happened concerns the girl I talked about at the start of this post; hopefully, there’ll be more to write about her in the future. This year’s resolution: I’ll stop drinking sodas and star working out again (in other words, I’ll be more constant).

viernes, 2 de enero de 2009

Primer salario de mi vida dizque adulta


Hoy cobré mi primer cheque en el banco, el primer pago que recibo por un trabajo de verdad, digamos profesional. Lo que me llamó la atención del lugar fue que los banqueros vestían casualmente, con poleras y jeans, con ropa del día a día en lugar de utilizar trajes o ropa más formal; me gustó. Además, me trataron bastante bien a pesar de ser extranjero y de tener muchas preguntas por hacer, a diferencia de uno que otro banco peruano en el que me suelen tratar condescendientemente o como a un niño. De manera general, me gustó recibir un pago por mi trabajo, pero sigo pensando que esto no es para mí, ya que terminaré entrando en el asqueroso ciclo donde me gusta recibir dinero. Por el momento lo necesito para sobrevivir, pero mañana y pasado saldré de la rutina para darme un tiempo y pensar en las cosas que no he tenido tiempo de meditar.

jueves, 1 de enero de 2009

A sin like no other

People worry too much about their weight, and I’m included, although I still eat like there’s no tomorrow. One of life pleasures, according to me, is food, and maybe not the one they serve in this country, but I love it, and (as obvious or as redundant it may sound) I couldn’t live without it. My friends worry too much, they eat less every day, and sometimes they don’t eat at all, so it’s becoming a bigger problem than they’ll be able to handle in the future. I, on the other hand, have another problem: I eat without measure, sometimes not because hungry but because I just want to eat something. Fortunately, I do exercises almost every day, so I burn some of the calories, and soon I’ll be going out during the mornings to jog a little as a way to compensate the fact that I have no bicycle. I think this is actually the biggest of my problems, not having the chance to do what I was born to do, ride like a maniac until the end of my days. But, then again…

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