miércoles, 14 de enero de 2009

The bright side of all sides


Hoy tuve doble turno en el trabajo, desde las nueve de la mañana hasta las 10 de la noche; trece horas de "Hi, can I help you"s y "Have a nice day"s. Las primeras seis a siete horas tuve por compañía a una de las chicas que he conocido aquí, Melissa, quien ese día era cajera en el Burger King aledaño a la tienda de hotdogs donde yo trabajo. Mientras conversábamos uno de los gerentes le dijo que trapeara el comedor, y ella, con disimulo, me hizo un gesto de molestia, a lo cual le dije "trata de encontrar el lado bueno, siempre hay uno para todo", y me quedé solo pensando en lo que acababa de decirle.

Realmente me guío por lo que dije, no fueron solo palabras del momento para hacerla sentir bien, sí creo que todo tiene un lado bueno, incluso aquello que parece no. Me puse a pensar, cuál es el lado bueno de estar aquí, en Pensilvania, en Pittsburgh, en Oakmont, en esta parada en la carretera Turnpike, en este trabajo, y no en otro lugar. Definitivamente aprenderé mucho de las personas que trabajan aquí, pero he notado que todo el mundo regresa diciendo lo mismo, "he aprendido ___" y no suele decir "he enseñado ___". Entonces, el pensamiento que permaneció conmigo y que hasta cierto punto compartí con Melissa una vez que regresó de trapear fue el siguiente: ¿Qué enseñanza puedo dejar en mis compañeros trabajadores y amigos antes de irme?

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