jueves, 30 de octubre de 2008

Al infinito y más acá


Life is a map and it is quite confusing
The lights are up now let the play begin
She flies, she flies, into the light she flies
No words like "just" in mind


-- Fly, de Blind Guardian


Seguramente los psicólogos nos dirían que es un condicionamiento clásico, en donde se han asociado todas esas emociones placenteras que suponen irse de viaje en avión con la esencialmente neutra idea de visitar el aeropuerto Jorge Chávez, por lo que no hace falta que lo primero suceda para que surja un sentimiento de regocijo y excitación una vez que se da la segunda situación. Esto, justamente, es lo que me suele suceder (e imagino que no soy único en ese sentido) y me sucedió ayer que estuve dando una vuelta por el aeropuerto.

El ver personas cargadas de maletas haciendo colas interminables para subirse a un avión y viajar, por la razón que sea, me suscitó una envidia tremenda, especialmente porque soy fanático de los vuelos y de estar en el aire en general. Pero, también porque me encanta viajar, conocer lugares nuevos o ir a aquellos que ya conozco y que disfruto visitándolos cada vez. De tener el dinero, el tiempo y hasta cierto punto la aceptación familiar me habría embarcado rumbo a cualquier destino, el que fuese.

Afortunada y a la vez odiosamente, viajaré a Estados Unidos a fin de año por medio de uno de estos famosos programas de Work & Travel, pero no solo para hacer turismo, sino para trabajar exageradamente, ganar tanto dinero como me sea posible y regresar con lo suficiente para comprar aquello que más me hace falta, un carro, o al menos comenzar comprando los aros de las llantas. El punto es que falta muy poco tiempo para este viaje y, aún así, no puedo esperar; de ahí mi obligatoriamente refrenado afán de embarcarme ayer.

Todo el proceso y los trámites requeridos para poder conseguir la aprobación por parte del programa y, subsecuentemente, el derecho a una visa de estudiante para poder trabajar en el extranjero fue agotador de sobremanera. Mencionaría los inconvenientes y odiseas que tuve que pasar al lado de algunos compañeros que me acompañarán en el viaje, pero sería recordar problemas con el programa que prefiero dejar atrás. Lo único que tengo en mente en este momento es ganar toda la experiencia posible.

Mi idea en un principio era obtener un poco de independencia y tener vivencias nuevas, así como conocer gente de otros lugares y, sí, lo admito, sumergirme en la cultura norteamericana. Sin embargo, luego apareció la idea de regresar con dinero (justamente porque gasté todo el que tenía financiando los mencionados trámites y procesos), y no puedo asegurar que aparezca una nueva mientras avanzan los días o mientras esté viviendo por allá. Lo que haré, en última instancia, es tomar muy en cuenta lo que Charlie, un muy buen amigo, me dijo: puede que vaya por algo y que regrese con algo más. Y eso mismo espero que suceda.

1 comentario:

Luis dijo...

Seis segundos! no ps... la party no se debe separar en verano...

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