lunes, 27 de octubre de 2008

Remembranza de por vida


We've got the right to choose and
There ain't no way we'll lose it
This is our life, this is our song
We'll fight the powers that be just
Don't pick our destiny 'cause
You don't know us, you don't belong

-- We’re not gonna take it, de Twisted Sisters


Hoy, en medio de una de esas divagaciones que se suelen hacer con la finalidad de entender qué ocurre con nosotros, recordé una idea muy importante por la que me rijo (o me solía regir), y es ahora cuando temo que uno de mis peores miedos esté materializándose. La semana pasada estuvo llena de subidas y bajadas de ánimo, así como repleta de reflexiones con respecto a los estudios, la vida que estoy llevando y cómo estoy viviendo el presente, con lo cual conseguí tener una lluvia de ideas suficientemente variada como para rearmar mi visión del mundo y de cómo quiero existir en él.

Últimamente he sentido el peso de la universidad más que nunca, especialmente después de haber pasado nueve semanas de un inacabable esfuerzo sumado a cantidades de trabajo que nunca antes había tenido. Este semestre es diferente a los anteriores en tanto estoy con un pie (y hasta gran parte de mi cuerpo) dentro de la especialidad de Psicología, por lo que los temas y las evaluaciones son significativamente más difíciles y demandan mayor dedicación. Además, mi carga usual de cinco cursos se ha elevado a seis, y mi horario no es para nada perfecto, puesto que tengo clases tanto en las mañanas como en las noches del mismo día, por lo que estoy metido todo el día (todos los días a excepción del lunes y el fin de semana) en la universidad. Llego a mi casa a leer, estudiar, hacer algún trabajo o a dormir.

Sé que mi vida no es la más complicada y, en todo caso, podría ser bastante llevadera para cualquiera, pero no intento mostrarme como una víctima, sino detallar las cosas que me hicieron recordar que, poco tiempo después de empezar mi primer ciclo en la universidad, me dije a mí mismo que los estudios no son para mí. De hecho, me siento muy agradecido con poder estudiar, facilidad que no la tienen millones, pero temo que este camino me lleve a caer en las garras del conformismo y, en última instancia, de una estructura de vida que no quiero para mí. Sigo estudiando porque una de mis metas es nutrirme con todo el conocimiento que me sea posible y necesario, pero tengo decidido que, una vez que acabe mi carrera, no seré uno más de las miles de personas que trabajan hasta el final de sus días para conseguir dinero y sobrevivir.

Luego de ver la película El Grinch, mi vida dio un vuelco, a pesar de lo poco serio que esto pueda parecer, pues me hizo ver que, ante todo, uno debe vivir feliz siendo quien es y viviendo como mejor se sienta. Por lo menos yo terminé de ver la película con ese mensaje. Entonces, básicamente, lo que tengo decidido para mi vida es terminar de estudiar psicología y moverme de un lugar a otro con ese conocimiento de tal manera que pueda ponerlo en práctica en donde más se necesite. Con moverme me refiero a no quedarme con lo que tengo, salir en busca de experiencias y no aguardar que estas decidan venir a mí. Hablando específicamente, quiero viajar a todos los lugares que el dinero y las (limitantes) leyes me permitan, y no solo ayudar sino para darle un sentido más grande a mi vida. Tal vez no tenga una casa lujosa, el carro del año, lo último en tecnología o la muy codiciada fama, pero mientras sea feliz no necesitaré nada de eso. Espero que los años que me quedan en la universidad no hagan olvidar esto de nuevo y para siempre.


[“What do you want to do with your life?”… “I wanna rock!”]

1 comentario:

Luis dijo...

q renato cisneros, q alicia bisso, tu eres mi blogger favorito seis segundos.

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