What about the life...?
It shines so bright now in my eyes!
What about the death...?
Faith I found, now life's my quest!
What about the dreams...?
There're new visions in my grief!
What about the fight...?
It graces my life!
It shines so bright now in my eyes!
What about the death...?
Faith I found, now life's my quest!
What about the dreams...?
There're new visions in my grief!
What about the fight...?
It graces my life!
-- Welcome back, de Lost Horizon
Rebuscando entre mis cajones de objetos olvidados, objetos que alguna vez puse ahí no para dejarlos de lado sino para volver a ellos y vivirlos nuevamente, encontré mi cuadernito verde de la locura, de esos tiempos en los que la oscuridad parecía el mejor lugar para vivir. En él encontré diferentes escritos de cuando mi cabeza no estaba del todo bien, pasajes tan absurdos o tan escalofríantes que ni yo mismo me reconozco; ya ni recuerdo qué ocasionó la mudanza de las profundidades al mundo de la luz, y menos la caída a esa “edad media” de mi vida. ¿Por qué conservar un libro con recuerdos que sería preferible olvidar antes que revivir? Mi ‘yo’ del pasado debió haber sabido la respuesta con tal recelo que mi ‘yo’ del presente no puede ni imaginarla. Tal vez se encuentre escrita en alguna oración de los párrafos más oscuros, pero dejaré que se pierda ahí, pues no me atrevo a introducirme en ese mundo nuevamente, ni siquiera en plan de turista.
Pero sí puedo osar dar una respuesta: aquello que olvidamos es aquello que dejamos de aprender. Es como olvidar que alguna vez caímos, lo cual es muy insensato; tal vez no sepamos el método utilizado para levantarnos, pero sí que nos levantamos, y eso es lo que importa en última instancia. De igual modo, dejar de lado el hecho de que alguna vez no fui tan normal como ahora proclamo ser es pretender imaginar una vida sin logros, por decir lo menos. El cuadernito verde de la locura ha regresado al cajón de donde salió, y seguramente permanecerá guardado allí otros cuatro años más hasta que vuelva a sacarlo y preguntarme las mismas cosas nuevamente. Con algo de suerte, me conoceré lo suficiente como para poder conocer al ‘yo’ que alguna vez fui. Por el momento solo estoy seguro de algo: me alegra estar de vuelta.
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