domingo, 13 de julio de 2008

El último aliento de un navegante sin rumbo


“Man is least himself when he talks in his own person... Give him a mask and he'll tell you the truth”.
-- Velvet Goldmine (1998)
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Conversación basada en hechos de la vida real entre un reloj (R) y un fósforo (F):

R: ¿Estás ahí?
F: Depende del sentido que le des a tu pregunta. ¿Realmente estamos aquí?
R: No te hagas el filósofo, por supuesto que estamos aquí. Te escucho, me escuchas; claro que estamos aquí.
F: Pero ¿acaso con eso basta? No podemos vernos, solo escuchar nuestras palabras y la de los humanos a los que pertenecemos. Y, sin embargo, ¿podemos conformarnos con ese sentido?, ¿podemos confiar plenamente en que lo que escuchamos existe?
R: Ahora sí que te has vuelto loco. Olvidas que también sentimos a través del tacto, y eso, en última instancia, es lo que determina que existimos.
F: ¿Y si solo lo imagináramos? Tal vez todo esto es solo un sueño, tal vez ambos estamos siendo soñados y lo que nos rodea, lo que tomamos por auténtico y cierto es una ilusíón.
R: No lo creo así. En los sueños el tiempo no existe, y aquí me escuchas moviendo mis manecillas, contando los segundos, los minutos y las horas que pasan.
F: El tiempo no existe, mi querido amigo. El tiempo es otra gran invención del hombre, para bien o para mal. Ni tú ni yo lo comprenderemos completamente, pero el tiempo puede ser visto como una bendición y a la vez una maldición…
R: ¡Silencio! ¿Cómo puedes decir semejante barbaridad?
F: Solo digo lo que creo saber.
R: Puras burradas. El tiempo es mi vida y soy feliz con ello; vivo por él y para él. No puedes simplemente decir que no existe y esperar que me quede tranquilo ante tal absurda pretensión. ¡Sí que existe! De lo contrario no estarías hablando conmigo.
F: No te asulfures, mi intención no era insultarte, sino darte mi opinión.
R: Y qué opinión, eh.
F: Ahora que hablamos de nuestra razón de vivir, para serte honesto no me considero afortunado.
R: No te comprendo. ¿Cómo puedes no sentirte afortunado cuando tienes la capacidad de crear el invento humano más importante?
F: Te equivocas, mi buen amigo. El fuego no fue inventado, fue descubierto. Y sí, es cierto que puedo crearlo, pero esa es mi única utilidad en la vida, y una vez que la llevo a cabo solo tengo unos cuantos segundos para disfrutar de ella.
R: Nunca lo había visto de esa manera, yo…
F: Y en eso se resumen la existencia, al menos para algunos: cumplir un fin.
R: Un tanto trágico, ¿no crees?
F: Por el contrario, es un pensamiento bastante refrescante y esclarecedor si lo miras desde cierta perspectiva. Qué magnifico es existir para servir de algo, siempre y cuando ese ‘algo’ esté relacionado al bienestar de los demás. La sensación de vivir para ayudar, vivir por los otros y para los otros; es un sentimiento que no he podido experimentar aún, y que cuando lo haga será por breves segundos, pero sé que es increíble, completamente refrescante. Pienso que los humanos también siguen una línea de vida muy parecida, pero es un tema que no me toca discutir, especialmente porque desconozco su naturaleza, y lo que sé de ellos es tan solo el conocimiento de un simple fósforo que duda de la existencia y que pretende encontrar las respuestas del universo antes de que el fuego lo consuma. Sí, eso creo.

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