sábado, 12 de julio de 2008

That little thing you don't let yourself believe in


“Sometimes people need a little help. Sometimes people need to be forgiven (…) If you can forgive someone... Well, that's the tough part. What can we forgive?”

-- Magnolia (1999)


Today I've decided that I won’t make any decisions again; is that crazy, or the most sane thing you’ve ever heard? Well, for starters, there is no such thing as sanity. El mundo está loco, tal vez no de igual manera y no todos de forma tan profunda, pero eso que llamamos “normalidad” es solo un ideal, una utopía inasible. Tal vez aquellos que tomamos por “anormales” son más cuerdos que nosotros mismos, tal vez ellos conocen la verdad del universo o las respuestas a las preguntas más importantes; tal vez son más felices que nosotros.

Imagine you look into a hole, the deepest, most terrifyng hole you’ve ever seen in your entire life. Are you imagining it? Good. Now, jump! Es como mi profesor de física una vez dijo: “Una persona que está casi segura de que no existe en la Tierra nadie más que ella misma decide acabar con su vida lanzándose del edificio más alto que hay; el problema surge cuando, en el preciso momento en que sus pies dejan de tocar suelo y comienza a caer, escucha sonar un teléfono a la distancia”. Es la caída más larga, the biggest regret!

People do horrible things; things that you’d never expect from someone you know (or think you know), for example. People surprise us all the time, pretty much like life, so unbelievably unpredictable that sometimes you want to close your eyes and pretend there’s nothing there, nothing waiting outside the darkness you’re immerse in. You can try and act like a blind man; you can cover your ears and fool us all; you can close your mouth and dwell in silence; you can trick the world as much as you want to, but the ever-present witness, you, will never be deceived by your lies. Good luck living in deception!

Prende un par de velas mientras la música comienza a invadir la habitación con una dulzura irrevocable, toma asiento en el sillón y seguidamente da un sorbo a su bebida antes de caer en reflexiones que, sabe, lo abrumarán tanto como las veces anteriores. Y es que son asuntos tan necesarios de resolver que ha olvidado cómo vivir, ha perdido el recuerdo de cómo era antes de que estos infortunados sucesos tomasen lugar. No obstante, un haz de luz parece surgir en medio de la oscuridad que lo rodea; ¿será lo que creo que es?

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