¿Y por qué soñar?
¿Por qué soñar ya no es
Bonito ni feo?
¿Por qué va siendo lo ultimito,
Lo ultimito, lo ultimito
Que queda?
-- Luna lunera, de Estopa
Hoy la luna sonríe desde su hogar en la apremiante oscuridad que intenta consumirla cada noche; sonríe como si supiera algo que ignoramos, como si tras esa sonrisa coqueta y misteriosa se escondiese un secreto muy valioso, aunque no tan precioso como ella misma. ¿Qué esconderá?
Me recuerda a mi Luna de chocolate, tan enigmática que pienso que la conozco menos de lo que podría creer y querer. Es, sin duda alguna, el animal más inteligente que he conocido, no tanto por la destreza con la que solía trepar la cerca del jardín ni por la astucia con la que abría la puerta de la cocina para escabullirse por el comedor, subir las escaleras y entrar a mi cuarto para dormir junto a mí, sino por el tipo de conversaciones que teníamos. Y digo “teníamos” por que hace unos meses tomó la decisión de callar para siempre; admiro su determinación.
Antes de su “voto de silencio” solía contarme de la vida desde su perspectiva, lo difícil que era para ella ser perro cuando hubiese preferido mil veces antes ser algún felino, en especial un puma. Además, siempre me agradecía que la hubiese llamado Luna, pues en su idioma perruno significa ‘Princesa’, y eso la hacía sentir mejor consigo misma, aunque nunca se comportó de manera arrogante. Por el contrario, es el ser más humilde que he conocido, y muchas veces he tratado de copiar su sabiduría; sigo intentándolo.
La luna sonríe; ¿y qué hacer si no sonreírle de vuelta? :)
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