When I'm drowning
You drag me up to you
Rings in the water
My only residue
But you're just fiction
And I'm a twisted boy
You drag me up to you
Rings in the water
My only residue
But you're just fiction
And I'm a twisted boy
-- Stranger by the minute, de Porcupine Tree
Y nos vamos cayendo de a poquitos, pero cada vez más pesadamente y con menos posibilidades de levantarnos, como si estuviese escrito en alguna parte que los hombres regresaremos a la tierra de la que salimos y seremos estatuas caídas hasta casi parecer arrugas del mundo si se nos viese desde el cielo, desde el espacio. Atraídos por una gravedad que dejó de tener la benevolencia por la que se dio a conocer a un hombre odiado por las manzanas, nos vemos a los ojos desde distancias que cruzan los límites de nuestra privacidad, esa línea que al ser traspasada nos manda un mensajito al cerebro y nos hace decir “estás demasiado cerca; aléjate”. Estamos demasiado cerca, tanto que el daño ya no llega solo por medio de palabras, sino también por medio de calor corporal, temperaturas convertidas en tempestades, más allá de que ninguna sea causa de la otra, o sin que necesariamente tengan que estar conectadas de alguna forma.
Buscamos el origen de la vida en planetas distantes, expandimos nuestro conocimiento con el solo propósito de aprender más para luego usar lo adquirido como base para nuevos saberes, caminamos por la vida en un mar de gente y aún así la soledad puede hallarse en los lugares donde más personas hay; la brecha entre desconocer y no querer ser conocido.
Buscamos el origen de la vida en planetas distantes, expandimos nuestro conocimiento con el solo propósito de aprender más para luego usar lo adquirido como base para nuevos saberes, caminamos por la vida en un mar de gente y aún así la soledad puede hallarse en los lugares donde más personas hay; la brecha entre desconocer y no querer ser conocido.
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