[Love] Seize your only chance
Follow the stars that beckon you through blackened skies
-- Day thirteen: Sign, de Ayreon
Como mencioné en el post anterior, mis primeros grupos favoritos de Metal fueron Rhapsody, Iron Maiden y Metallica, pero no me quedé ahí, sino que fui incursionando en muchos otros subgéneros y grupos, de tal manera que fui edificando mis gustos y dándole forma a mi personalidad en base a la música que escuchaba. Llegué a un punto en el que casi pierdo noción de quién era verdaderamente, pues comencé a vestirme de negro y a usar púas en las muñecas, pero pronto entendí que ser “metalero” no exige llevar la pasión a tal extremo. Y hablo de pasión porque eso es lo que siento hacia este género, y lo digo con total seguridad gracias a más de tres años de haberlo estado escuchando.
Lo curioso es que empecé escuchándolo sin realmente escucharlo, es decir, había algo en los ritmos y en las letras que me movía internamente, pero no podía decir qué. Además, no fue sino hasta que presenté el género en el colegio cuando noté que había cierta fuerza en él, y hasta una estridencia que no había notado; era Metal, después de todo. En las clases de Ciencia podíamos llevar CDs y ponerlos mientras teníamos las lecciones, pero desde la primera vez que llevé los míos, prácticamente nunca más quisieron escucharlos. Eso me llevó a entender, más adelante, que existía toda una idea que prejuzgaba a este género, además de que mi familia solía mirarme con cara de pocos amigos cuando les decía que esa era mi música favorita.
Lo cierto es que el Metal tiene muchísimas variantes, tantas que aún no consigo escuchar todos los grupos, como me propuse hacerlo hace ya más de un año. Algunas son más fuertes que otras, algunas tienen letras más absurdas que otras, algunas tienen vocalistas que apenas y se les entiende, algunas son tranquilas o melodiosas, algunas elevan los ánimos o te hacen sentir que estás en otro mundo, algunas te ayudan a hundirte en los momentos más depresivos y algunas simplemente son. Hay para elegir, y eso fue lo que hice luego de escuchar cientos de grupos mientras investigaba el género. Me quedé con Sonata Arctica, Dream Theater y Ayreon como grupos favoritos básicamente por las letras y por el ritmo, pero tengo muchos otros que se acercan en grandeza a estos tres, pero nos los superan.
Si tuviera que etiquetarme en base a la música que escucho, diría que soy “metalero”, y no por ello tendría que vestirme de negro nuevamente, como he llegado a aprender. Pero no dejo de escuchar otros géneros, incluso Pop o Punk, y no odio a los “emos” como varios dicen hacerlo por escuchar Metal. Veo la música como algo más que una parte de nuestras vidas, la veo como una postura, como fuente de energía, y hasta como aliada en millones de sentidos. Tal vez por ello siempre llevo los audífonos puestos cuando no tengo una radio o una computadora cerca.
Lo curioso es que empecé escuchándolo sin realmente escucharlo, es decir, había algo en los ritmos y en las letras que me movía internamente, pero no podía decir qué. Además, no fue sino hasta que presenté el género en el colegio cuando noté que había cierta fuerza en él, y hasta una estridencia que no había notado; era Metal, después de todo. En las clases de Ciencia podíamos llevar CDs y ponerlos mientras teníamos las lecciones, pero desde la primera vez que llevé los míos, prácticamente nunca más quisieron escucharlos. Eso me llevó a entender, más adelante, que existía toda una idea que prejuzgaba a este género, además de que mi familia solía mirarme con cara de pocos amigos cuando les decía que esa era mi música favorita.
Lo cierto es que el Metal tiene muchísimas variantes, tantas que aún no consigo escuchar todos los grupos, como me propuse hacerlo hace ya más de un año. Algunas son más fuertes que otras, algunas tienen letras más absurdas que otras, algunas tienen vocalistas que apenas y se les entiende, algunas son tranquilas o melodiosas, algunas elevan los ánimos o te hacen sentir que estás en otro mundo, algunas te ayudan a hundirte en los momentos más depresivos y algunas simplemente son. Hay para elegir, y eso fue lo que hice luego de escuchar cientos de grupos mientras investigaba el género. Me quedé con Sonata Arctica, Dream Theater y Ayreon como grupos favoritos básicamente por las letras y por el ritmo, pero tengo muchos otros que se acercan en grandeza a estos tres, pero nos los superan.
Si tuviera que etiquetarme en base a la música que escucho, diría que soy “metalero”, y no por ello tendría que vestirme de negro nuevamente, como he llegado a aprender. Pero no dejo de escuchar otros géneros, incluso Pop o Punk, y no odio a los “emos” como varios dicen hacerlo por escuchar Metal. Veo la música como algo más que una parte de nuestras vidas, la veo como una postura, como fuente de energía, y hasta como aliada en millones de sentidos. Tal vez por ello siempre llevo los audífonos puestos cuando no tengo una radio o una computadora cerca.
[Estas son algunas de mis canciones favoritas, y una que otra demuestra que el Metal también puede ser romántico. Puede que algunas ya las haya puesto en otros posts.]
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