How many times must I live this tragedy
How many more lies will they tell me
All I want is the same as everyone
Why am I here, and for how long
How many more lies will they tell me
All I want is the same as everyone
Why am I here, and for how long
-- Eyes of a stranger, de Queensryche
Una particularidad social que he notado muchísimas veces desde hace mucho tiempo y que me parece bastante curiosa es cómo las personas se aíslan de sí mismas cuando están solas. De hecho, esto no sucede en todos los casos, pues existe gente bastante sociable que actúa de manera opuesta a la que digo, o gente como yo, que no se posiciona en ninguno de ambos extremos.
La primera vez que evidencié este hecho fue cuando subí al transporte público de Perú y tomé un asiento. Observé que las siguientes personas que iban subiendo, en lugar de sentarse junto a otras, tomaban los asientos vacíos. Esto podría tomarse como precaución, como una manera de no arriesgarse a sentarse con algún ladrón o algo parecido. Si este es, realmente, el caso, entonces la gente es extremadamente precavida.
Quise hablar de este tema porque el viernes, día que estuve en el aeropuerto, se presentó este hecho nuevamente, como ha sucedido millones de veces en cientos de otros lugares. Los asientos de espera estaban hechos mayormente para tres personas, y los que viajaban solos se sentaban en los extremos, dejando vacío el del medio, el cual nadie tomaba, a menos que no hubiese más asientos disponibles.
Todo esto me remonta a la confianza, a cómo el hombre es un ser sociable y a la vez busca privacidad, aspectos humanos que parecerían conseguir algún tipo de equilibrio. Estoy seguro de que existe todo un planteamiento teórico al respecto, alguna investigación sociológica que busque explicar esta clase de comportamiento, pero me gusta analizarlo desde el punto de vista individual.
:: Con respecto al viaje ::
El día más aburrido hasta el momento, hasta que llegaron los amigos que conozco y las cosas se volvieron más amenas, aunque ya puedo suponer que el día siguiente será aburrido nuevamente. No puedo creer que lo piense, pero ya quiero empezar a trabajar.
La primera vez que evidencié este hecho fue cuando subí al transporte público de Perú y tomé un asiento. Observé que las siguientes personas que iban subiendo, en lugar de sentarse junto a otras, tomaban los asientos vacíos. Esto podría tomarse como precaución, como una manera de no arriesgarse a sentarse con algún ladrón o algo parecido. Si este es, realmente, el caso, entonces la gente es extremadamente precavida.
Quise hablar de este tema porque el viernes, día que estuve en el aeropuerto, se presentó este hecho nuevamente, como ha sucedido millones de veces en cientos de otros lugares. Los asientos de espera estaban hechos mayormente para tres personas, y los que viajaban solos se sentaban en los extremos, dejando vacío el del medio, el cual nadie tomaba, a menos que no hubiese más asientos disponibles.
Todo esto me remonta a la confianza, a cómo el hombre es un ser sociable y a la vez busca privacidad, aspectos humanos que parecerían conseguir algún tipo de equilibrio. Estoy seguro de que existe todo un planteamiento teórico al respecto, alguna investigación sociológica que busque explicar esta clase de comportamiento, pero me gusta analizarlo desde el punto de vista individual.
:: Con respecto al viaje ::
El día más aburrido hasta el momento, hasta que llegaron los amigos que conozco y las cosas se volvieron más amenas, aunque ya puedo suponer que el día siguiente será aburrido nuevamente. No puedo creer que lo piense, pero ya quiero empezar a trabajar.
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