En este momento la atmósfera es de una tensión que no podría cortarse ni con un cuchillo (así de dura es), pues mis compañeros de cuarto, así como los del cuarto contiguo, acaban de llegar a un punto en el que el dinero se vuelve necesario. El hotel nos cobró la estadía semanal y muchos cayeron al suelo endeudados, por lo que tendrán que pagar esta y la siguiente semana a la vez, de lo contrario no podrán comprar comida. Mi situación es un tanto mejor, pero hasta que no vea que están en serios problemas, no saldré en su auxilio, de lo contrario podría verme en un embrollo gigante, el cual es tener a nueve personas pidiéndome préstamos. Solo queda esperar que el empleador nos abra la cuenta bancaria de una vez para poder cobrar el cheque. Estamos contando los días.
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